martes, 18 de noviembre de 2008
DESCASCARAR LIBROS
DESCASCARAR LIBROS
Dicté por primera vez el curso de “Superlectura Veloz” en Europa, en 1989. En el libro Superlectura, vienen fotos de los más importantes diarios chilenos comentando esa invitación.
Visité una maravillosa librería: La Casa del Libro, tenía seis pisos. Me extrañó ver personas que solicitaban libros, se sentaban cómodamente a leerlos por horas, luego… los devolvían y se marchaban. Incluso algunos, dejaban un papel marcando la página en que habían quedado; al otro día regresaban y continuaban leyendo. Tiempo después, conocí gigantescas librerías en USA y… muchas tenían restaurante para descascarar libros. Sí, quitarles la cáscara con una pasada veloz. Me impresionó una llamada “Book a Million” en el Saw Gras, Miami. Un cocodrilo dice que es el Mall más grande del mundo. Los conté, realmente la librería posee un millón de libros y un gigantesco restaurante para “descascarar” o “descortezar” libros. En Francia, hay preciosas librerías con los pasteles más exquisitos del mundo para “descascarar” textos.
¡Impresionante! “El Ateneo” en Buenos Aires. Un maravillosos teatro convertido en librería. Repleto de sillones y mesitas para descascarar. En Ciudad de México, en la Zona Rosa, está El Péndulo, con un elegante restaurante.
Toma un libro y… desliza rápidamente tus ojos de arriba a bajo, sin subvocalizar (escuchar) y capta algo de información “sacando la cáscara” al texto. Da vuelta velozmente las hojas, “escaneando” algo de información, sin escucharte. En sólo 15 o 20 minutos, aplicando Superlectura, podrás formarte una idea global, a tiempo que entrenas.
¿DESCASCAREMOS EL PRÓXIMO TEXTO?
“EL TESORO DE BENJAMÍN FRANKLIN”
“Lee siempre con la pluma en la mano. Así puedes ir anotando en un cuaderno todo lo útil o curioso. Se graba en tu memoria lo que lees y luego es un adorno para la conversación.
A los 16 años me hice vegetariano. Era obrero en una imprenta. Así economizaba la mitad de mi paga y compraba libros. Apenas comía un panecillo, un puñado de pasas y un vaso de agua. Eso me dejaba tiempo para leer y estudiar. Más adelante simplemente no almorzaba para leer un rato más…”
¿Captaste? Franklin, uno de los lectores más veloces del mundo- recomienda leer con la pluma en la mano. Todos los GRANDES lo hacen. En reuniones de empresas puedes ver a los gerentes haciendo rápidas “Maquetas Mentales”.
Gracias a su pasión por los libros, Benjamín llegó a ser durante ocho años, el hombre más importante del mundo.
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